12 de junio de 2010

Celebración

Hoy pasó algo interesante. Día de la familia. No fue como otras veces en las que mi ánimo se iba por el suelo con sólo amanecer. Me sentí muy bien... hasta que pasó éso. Después de la típica Eucaristía, los bailes, cantos y la revista, parecía que las cosas iban mejor, que era un "nuevo día", pero, según veo, no es así.

"Si tan sólo no hubieran coincidido nuestros caminos..." Fue sólo una mirada, un gesto -posteriormente reemplazado por duras palabras- pero éso bastó para hacerme entender que nada, en ése sentido, ha cambiado, y que probablemente, nunca lo haga.
No diré que me tumbó al suelo y me impidió respirar. No lo hizo, pero algo dentro de mí sí lo sintió. Me hizo experimentar -y recordar- cosas que no quería y eso, aunque no lo quiera aceptar, me desestabilizó un poco.


"Vean el lado positivo" No está en mi naturaleza pero lo haré. No dolió tanto como las otras veces. Aunque lo califiqué como positivo no estoy muy segura de ello, puesto que ésa afirmación me da dos posibilidades:
1. Me estoy volviendo fuerte.
2. Soy insensible de nuevo.
No es por ser pusilánime, pero de ser cierta la primera posibilidad, no impide que me sienta mal, porque fuerte o no, me parece un poco cruel. A veces siento que el masoquismo me gana. Siento que a veces soy yo misma quien busca un motivo para sentirme mal.
No es que no quiera progresar, "superar las cosas", o como se diga, es sólo que siento que es una parte importante de mí. Es una de las pocas cosas que me quedan de éso que tenía antes y que ahora no poseo, y lógicamente, no quiero dejarlo ir. Quiero, aunque sea, aferrarme al dolor que éso dejó. Así seguirá siendo mío, seguiré teniendolo un poco.
Sé que es masoquista, pero soy una persona posesiva, además de todo. ¿Qué más pueden esperar de un scorpio?

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