5 de agosto de 2018

Lo neutro

Desde ayer me he sentido extraña.  No sé si estoy cansada.  No sé si estoy triste.  No me siento pesada. O, más bien, no me siento en absoluto.  Siento que, si sigo escribiendo estas líneas, me va a doler la cabeza.  Presiento el dolor, justo encima de mi ceja izquierda. Así que, tal vez, sí me siento un poco.

No me siento particularmente dramática.  Creo que oscilo, en este momento, entre la melancolía y la nada.  Miento, no hay melancolía, es una oscilación entre un tono plano de nada y una gama más oscura.  Creo que es un tema de aburrimiento. Durante todo este tiempo he tenido días buenos. Tanto así que ni necesidad de escribir he sentido.  Triste, sí, recurrir a las palabras sólo en tiempos de necesidad. ¿Dónde queda el placer? ¿La creación por simple y puro deleite?  Se ha perdido, ocultado en privilegio de la dulce rutina del descanso.

Quiero probarme a mí misma que no necesito la tristeza para escribir, que es una cuestión de disciplina, que también sé cómo plasmar la alegría y la calma.  El otro día, revisando un cuaderno, encontré que me había propuesto para este nuevo año retomar mi ritmo de lectura y escritura. ¡Oops! Haberlo encontrado antes. Me quedan 6 meses.

24 de agosto de 2017

Pensamiento random

Déjame tomarte una foto, sí? Una sola y nada más. Te prometo que nadie la verá, sólo yo.  No es por ti, tranquilo, es por mí, mi colección privada.  Para qué, dices? Para mi colección. Qué hace un coleccionista?  Se maravilla en sus elementos.  Para mí son retazos de memoria. Encuentro pedazos de mí en cada uno de ellos. Tal vez busco construir algo completo, una colcha de parches, un mantel, un espejo. Soy costurera de recuerdos.  Los momentos felices, los momentos tristes, todos caben aquí. Coso un punto cada vez que los miro. Cada nuevo vistazo es un hilo.  Leo y releo los mismos escritos. Leo y releo y escribo el cambio y su fecha con otro esfero.  Sólo lo escrito y el cambio de color atestiguan el paso del tiempo. Me encuentro a mí misma año tras año, línea tras línea.  Me abrazo, me rio, lloro y me regaño. Lo reviso y lo vuelvo a guardar. La foto es sólo otro testimonio, nada más.  Entonces, me dejas?

5 de mayo de 2017

Señal de vida # infinito: estilo 2017

Hola, masa anónima que sigue este blog polvoriento o se lo encuentra por casualidad.  No he publicado ninguna entrada desde diciembre del año pasado, así que quería dejar, como me es habitual, una señal de vida.

Este año ha traído grandes cambios.  Graduación, primer trabajo formal, personas y experiencias nuevas, distancia con otras.  En consecuencia, hice algunos cambios en el blog, empezando por mi nombre.  "Marianne" ya no se siente tan mío.  Creo que siempre será importante por todo lo que representó, pero ya no corresponde con la nube informe dentro de mí.  He preferido dejarme como "C'est la vie" porque, básicamente, de eso se trata el blog: de mi vida, de cómo la veo, la siento y la respiro.  "Así es la vida" resume no sólo los hechos, sino esa nostalgia que no me logro quitar del todo, cambie el nombre, la foto o el suceso.  Espero que la vida que muestre aquí no sea sólo los grises, sino también los momentos de luz que le dan nombre a este sitio.

Otro cambio se dio en las pestañas.  La de libros ya no tiene la cita de Cortázar, sino mi "explicación" de lo que se supone es su propósito: enunciar aquello que he leído, que no debería haber leído, que me enorgullece y me avergüenza en ciertos círculos, pero que ha aportado de alguna forma extraña a eso que soy en cuanto a gusto literario y mente en general.  

No sé si lo notaron, pero añadí otra pestaña.  "Diario de un enredo" es eso y nada más.  Les dejo la explicación y la advertencia:


"~No me propongo aquí más que aclarar mis ideas en relación a un enredo con nombre propio. Cada número es un día, cada día un pensamiento que me lleva en una dirección que me propongo discernir.~
(Demasiado privado para este espacio público, lo sé, pero qué se le va a hacer, es mi forma de exhibicionismo. Por favor mantenlo así.)"


Eso es todo.  Espero volver a escribir pronto.  Feliz día, noche y limbo, ¡hasta la próxima!  

31 de diciembre de 2016

La la Land

Lloré.  Porque fue una de esas películas que confirman cosas en las que crees y presentan fragmentos de la vida de una forma hermosa, pura.  Creo que va más allá de una película de amor o sueños o música, se trata de la enseñanza alquímica de que para ganar algo, otro algo debe sacrificarse, de que tomar un camino significa abandonar otros, de que para alcanzar un sueño se debe renunciar a cosas, hacer sacrificios.  De cierta forma, ellos sacrificaron su amor, ese que los empujó a cada uno en la dirección que necesitaban.  No pude evitar pensar "habrían sido felices" o "si tan sólo él hubiera estado ahí, las cosas habrían sido diferentes".  Pero no se trata de eso, no se trata de eso.  Es más un "estuvieron en el momento en que debían", aprendieron lo que era necesario y siguieron su camino.  Y, obviamente, hay melancolía y un pequeño dolor por aquello que pudo ser, pero no fue.  Porque, de cierta forma, nunca hubo un cierre como tal, se lo dejaron a las circunstancias de la vida, dejaron que ésta decidiera en lugar de hacerlo ellos mismos.  Así que sí, hay melancolía, hay pérdida y nostalgia por lo imposible.  Porque se amaban y nunca dejaron de hacerlo y, probablemente, nunca lo harán, tal y como ella dijo, pero ahora todo queda confinado a un rincón en la memoria, a un hermoso recuerdo.  Pero más allá de la melancolía y un amor que perdura en la memoria está la vida, esa que cada uno eligió, están los sueños por los que cada uno lucho, decidió y, al fin, alcanzó.  Están los mundos que construyeron aparte.  Y por eso hay también alegría.  Por eso se miran a los ojos al final y se sonríen, sabiendo que valió la pena y que cada uno lleva al otro a su manera, hacia adelante, aunque separadamente.  Por eso ella ahora ama el jazz y el club de él se llama Seb's.  Porque así es la vida, porque debían seguir y lo hicieron.  Y son felices con eso.


20 de septiembre de 2016

Cuarto concurso de cuento corto UN en la web : EL CEMENTERIO DE SUEÑOS

Hola,

Dado que no he escrito desde que volví de mi viaje (sí lo he hecho, pero por cuestiones editoriales no lo puedo publicar aún), les comparto un relato corto que escribí en marzo de este año:



Cuarto concurso de cuento corto UN en la web : EL CEMENTERIO DE SUEÑOS: "Hay un monstruo debajo de mi cama, lo escucho rugir todas las noches. Cuando los ruidos del mundo se apaga y el silencio de las calles ensordece, el monstruo se retuerce y despierta, araña las tablas de mi cama y susurra palabras de espanto (...)"



Espero volver pronto con más relatos.

10 de agosto de 2016

Un dolor bien recibido y nada más

"Mi mamá lo perdonó, pero no le dio una segunda oportunidad, esa es la diferencia.  Lástima que no la viera."  Qué puede ser más doloroso?
En un mundo paralelo, en uno de esos sueños que revelan más de nosotros mismos de lo que deberían, él se acercaría, como lo hacen todos los otros, y diría "cómo lo siento".  Y estaría bien.  Ella diría "gracias", y eso sería todo.  No un abrazo, no un beso, un apretón de manos quizá.   Y estaría bien.

Pero como no es un mundo paralelo ni un sueño, en realidad no sucede.  En cambio pasa que esa otra ella dice lo que dice y se va.  Y yo pienso que podría decirle "tía, cada cosa que dices nos hiere, no ves que somos eso que no se pudo separar?".  Pero no es un sueño, no es otro mundo, por lo que mi boca decide callar.  Si lo fuera, oh si lo fuera, el dolor de cualquiera sería un dolor bien recibido, un dolor humano y nada más.

25 de julio de 2016

Diario de viaje - 31: Último día

Hoy "corrí" de un lado para otro, intentando absorber lo más que pude la atmósfera londinense.  No me quería ir, esa era la realidad, pero hay deberes y responsabilidades que me obligaban a regresar.  Puede que sea por el poco tiempo que duré, pero no me sentía nostálgica.  No llegué a sentir añoranza por mi hogar, aunque sí pensé en algunos momentos "a mi hermana le gustaría esto" y "quiero abrazar a mi gato".

Caminé nuevamente por el Puente de Londres y el Puente de la Torre.  Llegué hasta la Torre de Londres y, como faltaba media hora para cerrar, el vendedor me aconsejó entrar en otra ocasión.  Otra ocasión.  Él no sabía que era mi último día en Inglaterra.  Pero seguro habrá otra ocasión, en realidad lo deseo.  Ya estoy pensando en algunos planes para mi regreso que, aunque no tiene fecha, espero que se dé:
1. Visitar el Palacio de Buckingham por dentro.
2. Entrar a la Torre de Londres.
3. Hacer el tour nocturno The Ghost Bus.
4. Ver la exhibición permanente de Libros Raros en la Biblioteca Británica.
5. Probar el Sticky Toffee Puddin.
6. Ir al Castillo de Windsor
7. Ir al Hampton Court Palace.
8. Ver una función en la Royal Opera House.
9. Volver al Globe y ver otra obra, pero esta vez sentada.

Como no pude entrar a la Torre, caminé por los alrededores y encontré un lindo parque Trinity Square.  Compré cidra, me bebí una y guardé 3 latas esperando a que no me pusieran problema en el aeropuerto.  Como estaba entretenida no me dí cuenta de lo tarde que era 6:30 pm.  De nuevo el sol del verano me juega malas pasadas.  Tuve que correr al subterráneo de vuelta a mi hostal, agarrar mi equipaje y volver a correr al subterráneo para ir al aeropuerto.  Lo bueno es que llegué a tiempo para mi vuelo.  Lo triste es que me estaba yendo.

¡Adiós, Inglaterra!  Ha sido un placer.
Hasta pronto.