8 de septiembre de 2012

«Cuando acogemos a la sombra, ésta sana»

Y ella dijo, "¿alguna vez te has sentido sola entre la gente?".  Y yo dije, "sí, es normal".  Me pregunto qué tan normal es la situación.

«Las calles de la ciudad estaban llenas de gente, pero la extranjera 
no se habría sentido más sola de haber estado desiertas.»

Quisiera decir algo para hacerla sentir mejor, pero ¿quién soy yo para decir algo?  Podría decir "no estás sola" pero eso es algo que ella ya sabe.  Podría decir cualquier otra cosa, pero sé que en situaciones como esta es uno mismo quien debe encontrar la respuesta: es uno el que se salva o se tira del edificio, si alguien te arroja un flotador para que no te ahogues, buena suerte, pero no puedes aceptar la mano ajena.  Tan simple como eso.

Luego pienso, debería decirle algo que me haya ayudado a mí para "salir" de esto.  Y entonces me pregunto,¿he logrado salir?  Porque a veces me asalta la duda y mi mente se nubla con el pensamiento de estar siempre engañada, de que vivo en una eterna anestesia dese aquella vez en que decidí dejarme caer, porque lo hice, lo decidí.
Descartes se me ha pegado un poco, digamos entonces que el «Genio Maligno» yo misma me engaña y me hace creer que que he logrado salir, pero en verdad sigo tan anestesiada como siempre.  ¿Y qué importa?  La realidad no es nada cuando con la mentira preservamos nuestra existencia.  Digamos entonces que sí logré salir... ¿cómo lo hice?  Sola.

El mejor remedio para la soledad es la soledad misma.  Si nos juntamos con otras personas sólo por encontrar un refugio ante la soledad acabaremos hiriendo a los otros y mucho más a nosotros mismos, porque juntarnos con otros para evadirla a ella, es evitar encontrarnos con nosotros mismos, con nuestras debilidades, y, por lo tanto, esconder el problema en lugar de solucionarlo.  Así que volví al punto del que salí: es ella quien debe encontrar la respuesta.  Y yo debo ser una compañía silente: estar ahí pero dejarla sola.

Ella escribió "Sola ¿puedo vivir así? No".  Con el tiempo descubrirá que sí puede, pero que no es lo que ella quiere, y por lo tanto no sería agradable, aunque diga no necesitar a nadie.  Espero que algún día no tan lejano se de cuenta que su debilidad es su fortaleza, y que no debe evadir su soledad sino acogerla, y sólo en ese momento estará lista para un nuevo encuentro, una nueva compañía.

¿Y yo?  Yo sigo en mi 1/4 de luz.  Aún no me doy por vencida...

"And I'm on my way to believe it"


(«El Sendero del Mago» // «La Ladrona de Libros»)