2 de mayo de 2016

El parque de las inmundicias

Ayer fui al parque de las inmundicias a dejar un pequeño objeto.  Lo envolví en una manta y salí corriendo, para que nadie me viera, como si estuviera huyendo.  Y no huyo, ténlo por seguro, tan solo quería evitar la pregunta sobre mi destino.  Y es que nadie dice en voz alta que se dirige a ese sitio, aunque casi todas las personas de esta ciudad hayan dejado allí más de una inmundicia.
Es un triste lugar, lleno de desperdicios.  Debajo del sobre del corrupto puedes ver las huellas del asesino, y al lado de los escombros y la mierda a la que a alguien enviaron, se alcanza a entrever más de un sueño roto.  Hay inmundicias grandes, inmundicias pequeñas, inmundicias olorosas y otras casi imperceptibles.  Alguien arrojó un pedazo de su tiempo, dándolo por perdido, y otro alguien renunció a sus recuerdos felices, embadurnándolos con mentiras.  Hay inmundicias dolorosas y otras que casi ni se sienten, hay inmundicias evidentes y otras que no lo parecen, vaya uno a saber cómo llegaron ahí.
Espero que algún día, ya  cansada de todo, pases por este parque maldito, que nadie menciona en voz alta, y mientras arrojas ésa, tu perfecta vida, veas la inmundicia que yo arrojé: el futuro que prometiste y que nunca fue.

2 comentarios:

  1. Hola..Hay no pocas cosas que me gustaría comentar. Tu "Parque de Inmundicias", me parece el reflejo de una historia que dejó de ser sin haber sido, que son las historias mas difíciles de olvidar. Me encantaría ampliar esta conversación, pero una vez que salga de este blog, a lo mejor no vuelvo a encontrarlo. Si tienes algun tiempo que perder hablando de cosas que no se han perdido, porque están en tu Cuarto de luz (por cierto me gusta mucho el nombre) mi nombre es Antonio y fue un gusto leerte.

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    1. Hola, Antonio. Muchas gracias por tu comentario. Precisamente, si son cosas que no se han perdido, tampoco se pierde tiempo hablando sobre ellas.
      Saludos.

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