23 de noviembre de 2010

Consecuencias de recordar lo inexistente...

Un leve sentimiento de desconsuelo embarga mi ser, pensamientos, imágenes, escenas, ideas que vienen y van… sólo me atormentan. Este es el resultado de recordar sucesos y situaciones que no han existido, no en este tiempo y lugar, y que probablemente no lleguen a existir jamás.

No lo necesito –casi nunca –pero he de admitir que, en ciertas ocasiones, una dama vestida de verde me hace visita y me muestra su sonrisa… envidia. Es de la buena, no te preocupes. Confieso que, a veces, te envidio. Envidio esa “sonrisa de ponqué”, ese brillo tan peculiar en tu mirar. Y me pregunto “¿y yo?”, “¿qué pasa conmigo?” –estoy como Koizumi: “¿Están felices? Denme su felicidad…” –simplemente ¡despreciable!

“Irremediablemente sola, perpetuamente insatisfecha…” es mi lema últimamente. Mi mente me juega malas pasadas. Sé que al final sólo me estoy haciendo daño a mí misma, pero es que *suspiro*…desearía poder materializarte tan solo un segundo… el problema es que no sé si sería lo correcto. Tal vez ya finalizó, ya concluyó, ya me “realicé” en esa dimensión humana. Pero es que a veces me siento tan… como hoy, como a las 9:05 pm del 21 de noviembre…

Te apoderaste de mi mente, ¿ahora qué haré? No sé cómo sacarte de ahí, no puedo sacarte de ahí por una simple razón… porque no quiero.
“I’m here without you, baby, but you stay with me in my dreams and tonight it’s only you and me…”

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