9 de noviembre de 2011

Una mañana, tras un insólito sueño, Franz Kafka se despertó convertido en un escritor

Julio 18, 2011

“La Metamorfosis” es la novela más famosa del escritor nacido en Praga Franz Kafka. En esta se narran los principales acontecimientos en la vida de Gregorio Samsa y su familia después de que él se ve afectado por una insólita transformación. “Una mañana, tras un

intranquilo sueño, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto.”

En el momento en que el lector comienza la novela una pregunta surge en su mente: ¿Qué querrá decir esto? Numerosas críticas se han hecho respecto al propósito de Kafka al escribir “La Metamorfosis”. Unos dicen que es el reflejo de los verdaderos sentimientos del autor y otros pocos consideran la novela como un ejemplo moralizante sobre la incomunicación humana –como el Catedrático de Literatura de la Universidad de Navarra, Ignacio Arellan
o –. Personalmente, estoy de acuerdo con los primeros. La vida de Franz Kafka no fue especialmente dichosa. Su padre le obligó a estudiar leyes a pesar de su odio “a todo lo que no tiene relación con la Literatura”, es decir, no era feliz con lo que hacía, aspecto que comparte con Gregorio Samsa, un viajante de negocios inconforme con su profesión, trabajo, familia… Gregorio Samsa y Franz Kafka comparten además del mismo número de “as” en su apellido una especial relación con su padre, que raya entre el odio y la indiferencia.



Un detalle importante que me llamó la atención desde el principio fue la ilógica tranquilidad con la que Gregorio afrontó su transformación en insecto. No se alarmó en lo más mínimo, no buscó explicaciones lógicas ni lo creyó producto de su imaginación. Se desentendió completamente del asunto y de lo único que se preocupó fue del retraso que iba a tener en su trabajo. En pocas palabras, se resignó a su nuevo destino pues poco le importaba el anterior. ¿También se resignó Franz Kafka a vivir –según él –su monótona y mísera vida?

La familia de Gregorio Samsa fue la que sufrió su metamorfosis, aunque también de una forma inusual. Puede que esté errada pero considero que la forma más adecuada de demostrar preocupación no es precisamente condenar al sujeto al encierro y la soledad total ¿o sí? Creo que si yo fuera la Señora Samsa o Grete –la hermana de Gregorio –hubiera hecho todo lo posible por encontrar una cura o solución. Médicos, científicos, incluso brujos hubiera buscado con tal de que me devolvieran a mi hijo o hermano. En cambio, la familia de Gregorio buscó a una vieja empleada que no se espantara si llegaba a ver al bicho. Si Franz Kafka tenía o no una buena relación con sus padres, si los amaba o ellos lo amaban es algo que no podremos saber con seguridad. Pero si algo es totalmente cierto es que, de cierta forma, a la familia Samsa le alegró profundamente la solitaria y triste muerte de Gregorio, puesto que “sentados en sus asientos, fueron cambiando impresiones acerca del porvenir, y concluyeron que, bien mirado, no era nada negro…”

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