:) – :( – ¬¬ – :D = X_X
No entiendo porqué... – ¡Agh! ¡Moi, eres un fastidio! –
– ¿Y yo por qué?
– Arruinas mi felicidad
– ¿Cuál felicidad?
– Hacía un mes, mes y medio que no me sentía triste
– Y yo lo arruiné
– Sí
– Jaja, sabes que no es cierto. De hecho. No entiendo por qué te pones triste
– ¿Cómo estar feliz cuando los que amo no lo están?
– Eso no te importó durante un mes
– Sí me importo, sólo que no me afectó tanto como hoy
– ¿Por qué?
– No sé. Su mirada. Además… había muchas paredes blancas. Fue deprimente verla así. Tan… así. Esas paredes hoy no me ayudaron.
– Hmmm
– Además tú ibas diciéndome cosas por el camino que tampoco me ayudaban, para nada.
– Lo siento, no fue mi intención. ¡Qué culpa tengo yo de pensar como pienso!
– ¿Y por qué tienes que compartirlo conmigo?
– Jajaja, imposible no hacerlo, ¿no crees?
– Cierto. ¡Qué difícil es luchar con demonios!
– Y lo es más cuando tú eres el tuyo propio.
– ¿Eres mi demonio?
– No. Tú eres tu demonio. Tú y tu tonto corazón.
– ¿Por qué metes a mi corazón en esto?
– ¿No es con eso con lo que se siente?
– De hecho, se siente con el cerebro.
– Hmmm, ya veo. Bueno, en todo caso… tú tienes la culpa, yo no
– No tiene caso discutir esto, ¿verdad?
– No. En fin, eres muy tonta si dejas que una noche te quite la felicidad de un mes
– Sí, eso estaba pensando.
– Bueno, ¿algún otro tema que discutir?
– No. Ya me siento mejor
– Genial… Si no te molesta, te dejaré por esta noche
No entiendo porqué... – ¡Agh! ¡Moi, eres un fastidio! –
– ¿Y yo por qué?
– Arruinas mi felicidad
– ¿Cuál felicidad?
– Hacía un mes, mes y medio que no me sentía triste
– Y yo lo arruiné
– Sí
– Jaja, sabes que no es cierto. De hecho. No entiendo por qué te pones triste
– ¿Cómo estar feliz cuando los que amo no lo están?
– Eso no te importó durante un mes
– Sí me importo, sólo que no me afectó tanto como hoy
– ¿Por qué?
– No sé. Su mirada. Además… había muchas paredes blancas. Fue deprimente verla así. Tan… así. Esas paredes hoy no me ayudaron.
– Hmmm
– Además tú ibas diciéndome cosas por el camino que tampoco me ayudaban, para nada.
– Lo siento, no fue mi intención. ¡Qué culpa tengo yo de pensar como pienso!
– ¿Y por qué tienes que compartirlo conmigo?
– Jajaja, imposible no hacerlo, ¿no crees?
– Cierto. ¡Qué difícil es luchar con demonios!
– Y lo es más cuando tú eres el tuyo propio.
– ¿Eres mi demonio?
– No. Tú eres tu demonio. Tú y tu tonto corazón.
– ¿Por qué metes a mi corazón en esto?
– ¿No es con eso con lo que se siente?
– De hecho, se siente con el cerebro.
– Hmmm, ya veo. Bueno, en todo caso… tú tienes la culpa, yo no
– No tiene caso discutir esto, ¿verdad?
– No. En fin, eres muy tonta si dejas que una noche te quite la felicidad de un mes
– Sí, eso estaba pensando.
– Bueno, ¿algún otro tema que discutir?
– No. Ya me siento mejor
– Genial… Si no te molesta, te dejaré por esta noche
– Adelante...
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