El tiempo ha pasado,
el viento soplado.
Las cosas vividas te hacen desesperar.
El agua brotado,
el árbol crecido
y tu corazón a punto de estallar.
Los recuerdos borrados
o en tu mente para siempre.
Momentos preciosos que no volverán.
Pero aunque no lo creas
hay esperanza.
Y esa esperanza,
por difícil que parezca,
es que no hay reloj
que gire hacia atrás.
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