Cabe aclarar que esta publicación era de ayer, pero por ciertas cuestiones no la pude plublicar...
No sé cómo empezar. Hoy desperté y no quería pararme de la cama. Me arreglé como a eso de la 1 pm y almorcé por rutina. Sabía bien pero no lo suficiente como para despertar mi apetito perdido desde hace años. No desayuné. El día iba transcurriendo así, monótonamente como suele suceder. Ya me estaba desesperando, sentada en mi cama viendo el televisor, mas no la televisión, un pensamiento llegó a mi mente. “Tengo que salir de aquí” Y así lo hice.
– ¿Puedo ir a caminar?
– ¿A caminar?
–Si
–hmmm bueno
No estaba triste, contrariada o perturbada, ni siquiera pensativa, no podía pensar en nada. Estaba… aburrida en extremo, por decir de alguna manera. Cogí una chaqueta y mis llaves y me fui. No sabía a dónde iba a ir así que dejé que mis pies me guiaran. Sabía desde un principio que iba a resultar en un parque, quería ir y tirarme en el pasto, sentir el viento… pero tampoco quería hacerlo. Tenía pereza de todo, tengo pereza de todo.
Fui caminando por ahí en busca de una tienda que me proporcionara chocolate, y ¿¿¡¡pueden creer que no había??!! Al final de mi travesía me tocó conformarme con una panelita. Caminando llegué al parque V. y empecé a buscar un lugar donde sentarme. No sé por qué la gente me miraba raro. Alguien como yo, caminando sola en un parque, con el cabello alborotado por la cara y la mirada perdida… muy normal. Me iba a sentar en el pasto, pero había mucha gente por ahí y no me gusta la gente, además hacía mucho sol y no me gusta el sol, así que opté por sentarme en una banca que estaba bajo la sombra de un árbol. Era simplemente hermoso. Tantas imágenes pasaron por mi cabeza… Es en momentos como ese en los que desearía saber dibujar, pero siempre que intento plasmarlas en el papel mi mano no colabora.
Como no pude tirarme en el pasto traté de ejecutar uno de mis pasatiempos favoritos, mirar a la gente y tratar de descifrar sus pensamientos, de imaginarles una vida. Observé una pareja que venía caminando en mi dirección. Tenían un niño y una niña. Se veían felices. Me pregunté cuánto tiempo llevarían así, en qué trabajaban, cómo eran sus vidas, cómo se habían conocido… No debían llevar juntos mucho tiempo. Fue… interesante. Lamentablemente solo pude divertirme de esta manera durante cinco minutos. Mi cerebro estaba dispuesto a no colaborar.
Había ido para sentir el viento, pero no había viento, para sentir el pasto bajo mi espalda, pero me senté en una banca de duro pavimento, había ido para sentir la suave calidez de un bajo sol, pero no era exactamente suave, quemaba. No podía sentir nada de lo que había ido a buscar, pero tampoco quería regresar. Eso lo tenía bastante claro. De alguna forma extraña me sentía bien. Estando allí sola, mirando en la infinidad un lugar que nadie más podía ver, pensando sin pensar…
Y entonces empezó a llover. Ahora sí que era hermoso. En pleno rayo de sol, un brillante sol que destilaba una dolorosa luz para mis ojos, empezaron a caer miles de gotas de lluvia… hermoso. La gente empezó a correr alocadamente buscando resguardarse de la lluvia… más hermoso aún. El parque, anteriormente repleto quedó vacío en cuestión de segundos. Ahora sí que me sentía bien. Fui y me senté en el pasto dejando que cayeran miles de gotas en mi rostro, dejando que me mojaran los brazos, las rodillas, las piernas… no me puse la capucha, no me cubrí como todas las personas hubieran hecho. Dejé que el agua bañara totalmente mi rostro y mi cabello mientras buscaba en el cielo lo que debía de aparecer en tal situación, el arcoíris, pero por alguna extraña razón no aparecía por ningún lado. ¿Las nubes? Tal vez. Cuatro o cinco personas que se habían quedado escampándose bajo el techo de una tienda de enfrente me dirigían sus inquietantes miradas a cada nada y compartían entre sí comentarios sobre mí. Traté de ver por sus ojos, ¿era tan raro ver a alguien semi acostado en el pasto de un parque vacío mojándose? ¿Ver a este alguien disfrutando solitariamente de cada gota de lluvia? No me parece. Definitivamente no puedo ver por sus ojos.
Estaba esperando a que la lluvia cesara para poder disfrutar de las pequeñas gotas de rocío que quedaban en el aire, para poder acostarme totalmente y sentir la humedad y el pasto bajo mi espalda, pero no. La lluvia no cesó, por el contrario, cada vez se hacía más fuerte. Eso no era problema para mí. Hubiera deseado quedarme, seguir disfrutando de la lluvia, pero entonces pensé. Me di cuenta que si volvía más empapada de lo que estaba y además enferma no me volverían a dejar salir, y definitivamente no podía permitir eso, ya que estaba y estoy dispuesta a repetir mi aventura. Entonces me paré, evalué cuán empapada me había dejado la lluvia y empecé a caminar, como un judío errante, mirando en la infinidad un lugar que nadie más podía ver…
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