Hola, hace mucho que no pasaba por acá. No es que hoy tenga algo importante que decir, claro está. Tengo algunos escritos en mente, pero... sigo extraña. En fin. El otro día encontré uno de mis cuadernos viejos, hay un escrito (de mi colección de "finales") que me gusta bastante, así que aquí lo dejo:
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La doncella corrió a su habitación con el corazón roto y sus sueños hechos añicos. De tanto dolor y pena cayó al piso mientras contemplaba en su mano izquierda el símbolo de su desgracia. Lo miraba y lo miraba, observaba hasta el más insignificante detalle, más que con admiración, con melancolía. ¿Cómo era posible que algo tan hermoso pudiera causar tanto dolor?
Lentamente retiró su sentencia de su mano, la sostuvo entre sus dedos mientras una lágrima caía de sus ojos. Ya era demasiado tarde, no habría escapatoria ante tanta desdicha. Pero no hubo acabado de pronunciar la frase en su cabeza cuando una idea surcó su mente. Maliciosamente, abrió el baúl que tenía en la mesita de al lado y sacó un pequeño objeto, el regalo de su padre. Lo observó cuidadosamente mientras una sonrisa surcaba su rostro. No de alegría, y mucho menos de satisfacción, una sonrisa de ilusión.
Aún sin soltar su condena, apretó contra su pecho su única esperanza. Y no se escuchó más que el rebotar de un anillo en el suelo, el peso de su mano al caer y el tintinar de una daga.
(Agosto, 2008)