– Te ves hermosa cuando lloras –dijo
– Jah… –respondió dejando traslucir su desacuerdo, mientras giraba su rostro para evitar su mirada.– ¿Quieres saber por qué?
– ¿Por qué? –preguntó, ésta vez, mirándolo a los ojos.
– Porque éstas –dijo, mientras tomaba una de las lágrimas resbaladizas de su mejilla con su dedo índice– son verdaderas. Mucho más que la sonrisa que finges todos los días.
– ¿Quién te dijo a ti que yo finjo todos los días?
– Ella –respondió, señalando la lágrima recién robada. Y después de eso, la puso en su lengua.
– ¿Por qué te bebes mi lágrima? –preguntó, curiosa.
– Porque quiero compartir tu dolor –respondió con su mirada más nostálgica… y seductora –.
No hay comentarios:
Publicar un comentario